En la mañana de hoy lunes, la Diputación de Soria ha impuesto la Medalla oficial de la institución al que hasta ahora ha sido su presidente, el Ilmo. Sr. D. Domingo Heras López, fallecido en la madrugada de ayer.
En un emotivo acto en las puertas del Palacio Provincial, el pleno de la Diputación y empleados de la casa, además de varios cientos de personas anónimas que se han querido acercar para mostrar sus condolencias, el vicepresidente primero y presidente en funciones de la entidad provincial, D. Antonio Pardo Capilla, ha dirigido unas palabras de despedida ante el féretro del fallecido:
"La Excma. Diputación Provincial de Soria con su Corporación al frente, quiere rendir un homenaje sentido a nuestro Presidente Don Domingo Heras.
Hoy estamos todos aquí viendo tu última llega a esta casa que siempre será la tuya, sintiendo con una pena profunda que no te volveremos a ver y a convivir contigo tus razonamientos y deseos por mejorar esta tierra y sus pueblos, y especialmente dolidos por perder a un amigo entrañable.
Esta Corporación Provincial, que representa a todos tus Alcaldes y Concejales de tu querida Soria, quiere mostrarte su cariño porque te dejabas querer; su reconocimiento, porque te has dejado la vida impulsando iniciativas, y especialmente la gratitud, por tu bondad, por tu paciencia y por tu comprensión.
Qué ingrata es la vida, cuando los reconocimientos llegan cuando te vas. Pero allá donde estés, es muy probable que hayan conseguido un buen gestor, honrado y sensato, a pesar de las adversidades.
Todos los Diputados Provinciales y empleados de esta tu Institución te despiden entregándote tu medalla, la de Presidente".
A continuación, se ha impuesto la Medalla de Presidente y se han cubierto sus restos mortales con la Bandera de la Diputación.
Por la tarde, la iglesia parroquial de Navaleno, localidad de la que era originario y alcalde, acogió un multitudinario funeral córpre in sepulto, que estuvo presidido por el Sr. Obispo de la Diócesis de Osma-Soria, D. Gerardo Melgar Viciosa. Dadas las dimensiones del templo, cerca de dos mil personas siguieron con riguroso silencio la ceremonia religiosa en las inmediaciones a través de megafonía exterior.
Concluidas las exequias, el féretro fue llevado en hombros por familiares y amigos hasta el cementerio municipal navalenense, donde descansarán para siempre.
Soria-Navaleno, 13 de septiembre de 2010
D. E. P.